12 abril 2008

Las vacas, contentas.

Ahora que en España el Ministerio de Medio Ambiente pasa a juntarse con el de Agricultura y es la ministra de Agricultura la que se queda y la de Medio Ambiente la que se larga, las vacas pueden respirar más tranquilas.

A escala global hay otra razón por la que las vacas respiran aliviadas. Hace dos años, un largo y detallado informe de la FAO titulado, para dar miedo, "La larga sombra de la ganadería" (Livestock's long shadow) concluía que el ganado es responsable del 18% de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, un porcentaje mayor que el del transporte. La causa principal: el metano. Entre el 5 y el 10 % de la masa del alimento de una vaca se transforma en ese gas invernadero.

Sin embargo, inexplicablemente, y a pesar del aumento de la cabaña ganadera global, y de los temores de que se descongele el permafrost siberiano, la curva de aumento de la concentración de metano describe desde hace unos años una curva parabólica y, por la pinta que tiene, parece que en los próximos disminuirá. Pongo al lado las gráficas de evolución del CO2 y del metano (CH4) en los últimos años.


ref.: NOAA, Tendencias-CO2-CH4 (pinchar aquí, y luego en donde pone "Greenhouse Gas Index", a la izquierda. Seguro que lo del metano lo ponen difícil de buscar a propósito)