24 noviembre 2006

Pepeeme ?


Ayer sufrí viendo un debate en el programa Enfoque, en la segunda cadena de la televisión pública española.

Estaba allí la ministra de Medio Ambiente, que con el discurso melifluo y ñoño al que nos tiene acostumbrados, hablaba para el más tonto o infantil de los telespectadores, el cual, si no se durmió antes, habrá comprendido que si vas andando al trabajo en vez de en coche mejoras tu salud y así contribuyes a combatir el cambio climático. Enfrente tenía a la representante del PP, que estaba de acuerdo en lo fundamental, pero que le buscaba las cosquillas ante el incumplimiento evidente del Protocolo de Kioto, de lo cual en este momento el gobierno es responsable. Al lado de la Ministra y, asintiéndose con la cabeza mutuamente, estaba el presidente de Greenpeace de España, que a la manera de Gran Abate Inquisidor, como acostumbra, no le dejó apenas pronunciar mucho más de tres fases al profesor geólogo que tenía delante y que intentaba hablar para gente algo inteligente.

La verdad es que la alelada presentadora también contribuía a que el debate se mantuviese en el nivel más idiota posible. Cuando el geólogo dijo que en la escala geológica estamos en los momentos más bajos en la concentración de CO2 atmósferico (ver aquí) y puso el ejemplo del Mesozoico, aquella Era de vegetación lujuriante y de espléndidos dinosaurios, durante el cual la concentración de CO2 era superior a las 2.000 ppm (frente a las 380 ppm actuales), la presentadora con cara de susto cortó la intervención: ¿pepeeme, pepeeme, y qué es eso, qué es eso? y dio de nuevo la palabra a la Ministra para pasar a un asunto más asequible, como el de que es conveniente que cambiemos las bombillas.

Pues "ppm" significa partes por millón respecto al volumen total del aire. Y en efecto, a lo largo de casi todo el último eón (el Fanerozoico, 500 millones de años), el CO2 ha sido mucho más abundante que en la actualidad. De hecho, dada la progresiva disminución de las erupciones volcánicas, lo que acabará en su día con la vida terrestre orgánica no será el Sol sino la falta de este gas esencial.

Arriba pongo, una figura sobre los ciclos naturales del CO2. Como dijo el profesor, los volcanes han sido geológicamente los emisores más importantes, pero el CO2 de una forma natural se va perdiendo, porque existen tres grandes substractores: los silicatos, la vegetación terrestre y y los océanos, que al final lo convierten en calizas, y en carbón, en metano, o en petróleo. Por eso, al quemar carbono fósil, estamos devolviendo a la atmósfera parte de lo que una vez fue suyo.